martes 20 de mayo de 2025
- Edición Nº2358

Sociales | 22 abr 2025

Secreto, historia y elección

Cómo se elige a un Papa: todo sobre el cónclave

Con la muerte del Papa Francisco, los ojos del mundo están puestos en el Vaticano. ¿Cómo se elige a su sucesor? Historia, rituales y curiosidades de una ceremonia milenaria.


Por: info30.net

Un ritual cargado de historia

Tras la muerte del Papa Francisco, la Iglesia Católica inicia un proceso crucial: la elección de un nuevo Sumo Pontífice. Este proceso se realiza a través del “cónclave”, un evento solemne, secreto y cargado de simbolismo que se remonta al siglo XIII. La palabra “cónclave” proviene del latín cum clave, que significa “con llave”, haciendo alusión al encierro de los cardenales en una sala cerrada para evitar presiones externas.

El primer cónclave formal, bajo esta modalidad, se realizó en 1241 con la elección de Celestino IV. Sin embargo, la historia más insólita ocurrió en 1268, cuando tras años de desacuerdos, los habitantes de la ciudad italiana de Viterbo encerraron a los cardenales, les quitaron el techo del palacio donde se alojaban y los dejaron sin comida ni agua hasta que, finalmente, eligieron a Gregorio X. Fue él quien instituyó las primeras reglas oficiales del encierro para elegir al Papa, aunque su sucesor las anuló poco después.

El rol del Camarlengo y el comienzo del cónclave

Una vez confirmada la muerte del Papa, el cardenal camarlengo asume el rol de administrador temporal del Vaticano. Es él quien verifica el fallecimiento, organiza el funeral y se encarga de todos los preparativos del cónclave. También redacta un informe detallado sobre cada votación y lo entrega al nuevo pontífice una vez elegido.

Cuando llega el momento de elegir al nuevo Papa, los cardenales electores (aquellos menores de 80 años) se reúnen en la Capilla Sixtina. El ingreso se hace recitando el canto “Veni Creator” y una vez dentro, el camarlengo pronuncia las palabras “Extra omnes”, que significa “todos fuera”, para indicar que solo los cardenales pueden permanecer en el recinto. A partir de allí, comienza el secreto absoluto.

Juramentos y votaciones

Antes de votar, los cardenales realizan un juramento solemne sobre los Evangelios, comprometiéndose a guardar el secreto de lo que ocurre dentro del cónclave. Este juramento se repite en conjunto y luego de forma individual. La elección requiere una mayoría calificada de dos tercios. Si luego de varios días no hay un elegido, históricamente se han aplicado medidas de austeridad para presionar la decisión: desde pan y agua hasta prohibir el coñac, aunque ese lujo llegó a estar presente hasta el siglo XIX.

Una vez elegido el nuevo Papa, si no es obispo, debe ser ordenado inmediatamente como tal. Aunque el elegido no necesita estar presente en el cónclave ni ser cardenal, en la práctica moderna siempre ha sido uno de los cardenales presentes.

Curiosidades y cambios modernos

A lo largo de los siglos, el cónclave fue evolucionando. En el pasado, hubo papas elegidos bajo fuerte presión política de reyes y emperadores. Para evitar estas influencias, se consolidó el sistema actual. Hoy, los cardenales gozan de ciertas comodidades: cada uno tiene su habitación en la residencia Santa Marta, restaurada por Juan Pablo II y elegida como hogar por el Papa Francisco durante su pontificado.

Hay registros anecdóticos que rompen un poco con la imagen solemne del cónclave: desde el coñac para calmar nervios hasta copas de vino blanco servidas tras la elección de algunos papas. En 1958, por ejemplo, el futuro Juan XXIII recibió una copa de coñac de parte de un compañero cardenal para calmarse antes de su elección.

De San Pedro al presente

El primer Papa de la historia, según la tradición católica, fue San Pedro, designado por el propio Jesucristo. A él le siguieron Lino, Cleto, Clemente y Sixto, todos mártires. Con el paso del tiempo, las elecciones papales fueron cada vez más influenciadas por intereses externos, lo que llevó a formalizar el sistema del cónclave para garantizar la independencia espiritual de la Iglesia.

Ahora, el mundo espera nuevamente la señal más conocida de este ritual: el humo blanco que saldrá de la chimenea de la Capilla Sixtina, anunciando que hay nuevo Papa. Una tradición milenaria que, entre secretos y solemnidades, sigue capturando la atención global.

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