Por: Info 360

Un informe reciente elaborado por una importante entidad empresarial ha puesto de manifiesto la gran disparidad de precios entre el lugar de origen de los alimentos y los puntos de venta al público. De acuerdo con los datos presentados, los productos del sector agrícola y ganadero presentan una diferencia de costos de hasta tres veces más desde el momento de la producción hasta su llegada al consumidor final.

El estudio fue realizado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que analizó el comportamiento de los precios de una serie de productos básicos. Los resultados reflejan una brecha significativa entre lo que reciben los productores y lo que deben pagar los consumidores en los comercios. El promedio general de los alimentos estudiados muestra un aumento del 220% al pasar del campo a la góndola.

Entre los productos agrícolas, las frutas y verduras presentan las diferencias más marcadas. Por ejemplo, el precio del limón es el que registra el mayor salto, con un aumento de más de quince veces entre el valor pagado al productor y el costo final para el comprador. Otras frutas como la mandarina y la pera también muestran brechas elevadas, multiplicándose más de diez y seis veces, respectivamente.

Este escenario responde a una serie de factores que afectan la comercialización de productos agrícolas. Según el informe, las heladas sufridas durante el mes de agosto disminuyeron la oferta en algunos casos, mientras que el aumento en la producción de ciertos productos generó bajas en otros, lo que ha impactado directamente en los precios de venta.

En el caso de los productos de origen animal, la diferencia de precios también es notoria, aunque menor en comparación con los productos frutihortícolas. El pollo y los huevos registran las menores brechas, con valores que se duplican entre el productor y el consumidor. A pesar de que los costos de producción han disminuido, las cadenas de comercialización mantienen precios altos en los puntos de venta.

El informe también advierte sobre la caída del poder adquisitivo de los consumidores, lo que ha generado una disminución significativa en la demanda de alimentos, estimada en un 35% durante el mes de agosto. Esto, sumado a la falta de convalidación de precios por parte de los compradores, ha generado tensiones en la comercialización de productos, afectando tanto a productores como a consumidores.

A su vez, el documento destaca el caso de la manzana, que ha registrado un comportamiento particular en los últimos meses. A pesar de que el precio de esta fruta ha aumentado en origen, el costo para el consumidor sigue en ascenso debido a la gran cantidad de producto almacenado en cámaras de frío, lo que prolonga su disponibilidad y afecta el mercado.

Los productores agropecuarios han manifestado su preocupación por la diferencia de precios entre origen y destino, señalando que en muchos casos no logran cubrir los costos de producción, especialmente en productos con alta oferta y baja demanda. Ante esta situación, varios han decidido no cosechar parte de su producción, lo que genera pérdidas económicas considerables.

Finalmente, el informe sugiere que, de continuar esta tendencia, tanto productores como consumidores enfrentarán dificultades cada vez mayores en la comercialización y acceso a los alimentos. Las entidades del sector agrícola y ganadero insisten en la necesidad de ajustar las estructuras de costos y mejorar la eficiencia en las cadenas de comercialización para garantizar precios más equitativos en toda la cadena de valor.

Este análisis arroja luz sobre la compleja dinámica de precios en el mercado de alimentos y subraya la importancia de políticas que favorezcan una distribución más justa y accesible de los productos entre los distintos actores del sector.