Un policía bonaerense baleó la casa de su ex novia y a continuación la de su ex suegra, ambas ubicadas en la localidad del gran La Plata. Este raid de violencia machista dejó 4 mujeres heridas, que por suerte se encuentran fuera de peligro.

El victimario identificado como Maximiliano Godoy, policía bonaerense de 27 años, se dirigió a la casa de su ex pareja en la noche de ayer, domingo 22 de septiembre, alrededor de las 21 horas. Al llegar al edificio, bajó de su auto y abrió fuego con un arma de fuego Bersa 9 milímetros, hiriendo a Sabrina Belmonte (la ex novia) y a una vecina, Lara Zacariño.

No obstante, a continuación, el uniformado continuó con el siniestro atacando de manera similar la casa de la madre de Sabrina, ubicada también en Villa Elvira, en 83 entre 12 y 12 bis. Como resultado de esta segunda balacera, Maira González (madre de Belmonte) y una niña de 12 años también resultaron heridas.

Godoy se dio a la fuga, y abandonó su auto en las cercanías de su domicilio en Melchor Romero. Horas más tarde, en la madrugada del lunes, se entregó en la Comisaría Octava de La Plata en 7 y 74, donde se le incautó el revólver con 5 proyectiles nueve milímetros. Fue desafectado de la fuerza inmediatamente y enfrentará una causa judicial a cargo de la Fiscalía N° 11 de La Plata. En principio se la caratuló como “lesiones y abuso de arma”, pero luego fue modificada a "intento de homicidio agravado".

Las víctimas, por su parte, fueron asistidas por el servicio de SAME y se encuentran fuera de peligro, aunque la mayor fue trasladada a un centro de atención médica. Este ataque ocurrió en medio de una ola de violencia machista que parece no tener fin, y que tan sólo una semana atrás se cobró la vida de cuatro mujeres a lo largo y ancho del país.

Las estadísticas de agresiones con razón de género en Argentina alarman y preocupan seriamente. En lo que va del 2019, se perpetraron al menos 223 femicidios, lo que equivale a uno cada 27 horas. A falta de 3 meses y medio para culminar el año, la cantidad de víctimas se acercan a la del año pasado (260).

Esta delicada situación nos indica que la tendencia de este tipo de delitos parece no ceder, y a la vez señala lo estériles que vienen resultando las políticas y medidas dirigidas a proteger a las mujeres de la peligrosa realidad que las rodea.