Velar por el cuidado de la Salud de nuestro Pueblo frente a la tragedia de la Pandemia, es el deber primario de un Estado presente, inclusivo y responsable.

El enemigo es el virus y quienes especulan concentrando más la riqueza y provocando situaciones ventajosas y oportunistas. 

No hay lugar para el oportunismo ni la especulación electoralista. Repudiamos cualquier actitud y expresión desestabilizadora que agreda la investidura presidencial y llame a la desobediencia social.
Pedimos responsabilidad y diálogo para los tiempos penosos que vivimos.
Al mismo tiempo, bregamos para que los países centrales y el poder económico se pongan a la altura de la gravedad de esta coyuntura global y colaboren con que las vacunas lleguen a todos los rincones del mundo.

Recuperar el concepto de humanidad y comprender que nadie se salva solo, es imperativo de la época.

Se trata de que impere la responsabilidad política, junto con los cuidados, la perspectiva de género en las políticas públicas y el acompañamiento a los sectores más desprotegidos de la sociedad.