jueves 28 de marzo de 2024
- Edición Nº1940

Policiales | 9 mar 2020

El femicidio de Fátima Acevedo: crónica de una muerte anunciada


El cuerpo de la mujer desaparecida hace días fue encontrado ayer, en el Día Internacional de la Mujer. La víctima se cansó de denunciar a su agresor, que era amigo del juez que recibía las denuncias.

Por Ezequiel Ian Pérez.

Fátima Florencia Acevedo se encontraba alojada en la Casa de la Mujer de Paraná, Provincia de Entre Ríos. Había vivido un calvario de violencias y abusos psicológicos y sexuales con su ex pareja, a la cual denunció en reiteradas ocasiones. En el día de ayer, mientras miles de mujeres se manifestaban denunciando, entre otras cosas, la violencia de género que sufren muchas día a día, encontraron su cadáver.

La mujer llevaba desaparecida una semana, desde que dejó a su hijo en la casa de sus ex suegros. Luego de eso apagó el celular y no se supo más nada, hasta ayer, cuando hallaron su cuerpo descuartizado en un pozo de la capital entrerriana.

La víctima junto al detenido por el crimen.

En las últimas horas trascendieron audios de Whatsapp de la víctima anticipando lo que le iba a pasar. “Ya estoy podrida de cagarlo denunciando y que la policía no haga nada. Ni la policía, ni el juzgado, ni nadie”, expresaba en el estremecedor relato.

Acevedo le había contado a una amiga suya sobre el completo desinterés de los funcionarios en accionar contra su agresor. “Ayer fui al juzgado a ver qué había pasado con las últimas denuncias que había hecho, que nunca me llegaron los papeles de la orden de restricción. ¿Qué me dieron? Un papel del 2018 que no sirve para nada”, manifestó.

El impactante audio concluía con un mensaje de resignación: “Ya no sé qué hacer, no veo la hora de que este hijo de puta caiga preso y pague todo lo que está haciendo. Pero como tiene amigos en la policía y como el juez Toloy es amigo de la familia nunca va a pasar nada”.

Mientras encontraban el cuerpo de Fátima, cientos de miles de mujeres se manifestaban en el país en el marco del Día Internacional de la Mujer.

En enero de este año, el presunto femicida, identificado como Jorge Martínez de 35 años, intentó quemarla con ácido muriático. Según la fiscalía que tomó el caso, no se trataba de un hecho aislado, sino de un episodio más en una relación “marcada por la violencia física, psicológica y sexual” ejercida por él.

Fátima y su entorno sabían que su asesinato podía ocurrir de un día para el otro. En un contexto de una brutal violencia de género que lleva más femicidios que días en el año, con un agresor empedernido y crónico, y unas autoridades judiciales y de seguridad indiferentes, la ecuación era previsible.

Como en tantas otras ocasiones, el asesino avisó. Dio todas las señales que estaban a su alcance. Pero el sistema judicial y de seguridad, como en tantas otras ocasiones, exhibió toda su incompetencia (cuando no complicidad). Tal y como está, la maquinaria estatal se cansa de dar soluciones estériles.

La línea 144 se encuentra disponible las 24 horas del día, los 365 días del año para apoyar, asistir y asesorar víctimas de violencia de género.

Las mujeres acuden a las autoridades pidiendo protección, avisando lo que les va a pasar. Y las familias se cansan de llorar víctimas anunciadas. Cuando se habla de que el Estado debe “hacer algo”, probablemente incluya cambiar mucho de lo que ya existe, además de agregar políticas públicas y espacios dedicados a la problemática.

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