

La Revolución
La Revolución Islámica iraní de 1979 es un punto de partida para identificar el inicio de la tensión entre ambas naciones. Desde allí se han vuelto inevitables los chispazos entre un país que se definió como anti imperialista, reivindicando la cultura religiosa islámica, y otro que se ha pasado mucho rato involucrándose en las cuestiones geopolíticas de Medio Oriente.
El 11 de febrero de 1979 un movimiento social civil y armado derrocó al reinado pro occidental del Shah (Rey) Mohammad Rheza Pahleví, que se había perpetrado en el poder desde 1941. Este movimiento respondía al Ayatollah (segundo lugar de importancia en el clero de la rama de la religión Islámica Chií mayoritaria) Khomeini. Las revueltas habían iniciado dos años antes y fueron integrando en sus filas -además del brazo armado- líderes religiosos, amplios sectores estudiantiles y civiles.
Al cabo de vencer a las fuerzas del gobierno saliente -cuyo Shah se encontraba ya exiliado-, y a través de un referéndum, se estableció una República Islámica cuyo “Guía de la Revolución” fue el propio Khomeini, aclamado por las masas al retornar del exilio una vez caído el Shah Rheza Pahleví.
Para darnos una idea del carácter que tendría esta flamante República, el 4 de noviembre del mismo año la embajada estadounidense fue ocupada por sus milicias, tomando como rehenes a personal diplomático y ciudadanos estadounidenses durante más de un año.
La película Argo, dirigida y actuada por Ben Affleck retrata -obviamente de una manera parcial- un operativo homónimo de la CIA para rescatar del país oriental a 4 diplomáticos que habían logrado escapar de la embajada previamente a ser tomada por asalto.
Cierto es que la rígida posición anti-estadounidense encarnaba el sentir de buena parte de la sociedad iraní luego de un reinado que recibía el apoyo -y la injerencia- tanto de la potencia norteamericana como la de Gran Bretaña.
Incidentes, discrepancias y sanciones durante el avance estadounidense en la región
Durante las décadas subsiguientes no faltaron episodios de agresión: entre los más importantes, el 3 de julio de 1988 un avión comercial iraní fue derribado por un Crucero de Estados Unidos dejando como saldo 290 muertos. Según informó la Casa Blanca luego, los tripulantes lo habían confundido con un avión de guerra del país persa. El 26 de febrero de 1993, Washington responsabilizó a las autoridades en Teherán por un atentado en el World Trade Center, que se cobró 6 vidas y miles de heridos.
En adelante las hostilidades encontraron nuevas vías: el interés de la gran potencia mundial creció en Medio Oriente durante los ‘90 y arribando al nuevo milenio. Algo más conocidos son los conflictos bélicos con Afghanistán e Irak, donde fueron asesinados líderes como Saddam Hussein y Osama Bin Laden.
Quizás menos se sabe del apoyo económico a grupos rebeldes en el área, que en ocasiones terminaban siendo los mismos que confrontaban al ejército norteamericano. Por caso, Al Qaeda fue uno de éstos, mientras que la familia Bin Laden (apuntada tras los atentados de 2001 en Nueva York) supo ser socia de negocios de los Bush.
Entretanto, a mediados de ésta década de arremetida sobre Asia occidental se impusieron desde EE. UU. embargos económicos debido a una supuesta producción de armas nucleares en Irán. Alrededor de ésta cuestión giraron las acciones de ambas partes en esta etapa.
En 2002 Bush incluyó a la República oriental en el denominado “eje del mal” por su apoyo a las facciones consideradas terroristas desde la Casa Blanca. Transitando el mismo año, también descubrieron y denunciaron instalaciones nucleares a través de imágenes satelitales.
Finalmente a mediados de la década Irán encaró un proceso de enriquecimiento de Uranio bajo la tutela del presidente Mahmoud Ahmadinejad, lo cual ocasionó el endurecimiento de las sanciones internacionales.
Con la llegada de Obama y su perfil menos combativo para con los países islámicos, las tensiones se “ablandaron” y hasta volvieron a comunicarse sendos líderes (con Hassan Rohuani) en 2013, hecho inédito desde 1979. En 2015 se alcanzó un acuerdo para limitar el desarrollo nuclear de ambos.
Mucho cambió tras la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Con una actitud abiertamente pro israelí -uno de los considerados ‘enemigos’ de su área por el país persa- y xenófoba en general, su gestión retornó a la tradicional oposición con el “eje del mal”. El actual presidente abandonó el acuerdo nuclear, acusando que fue mal negociado y que en Irán se encontraban cerca de desarrollar este tipo de armas.
Durante el año pasado el enriquecimiento de uranio del país asiático alarmó a Washington, que exigió endurecer las sanciones. También se alimentó el clima bélico con acusaciones a Teherán tras diversas agresiones: una a la petrolera saudí Aramco, otra a un barco petrolero noruego en el golfo de Omán.
Los últimos enfrentamientos y la amenaza que tiene en vilo a la comunidad mundial
Respecto de los últimos conflictos, han generado mucha controversia respecto a cuál parte inició la contienda. Para ésto hay que entender que en diferentes países del área existen milicias pro-iraníes, de las cuales el eje Arabia Saudita-Israel-EE.UU. acusa que son financiadas por Irán para construir poder en el área.
Éstos aliados de norteamérica en Oriente Medio se encuentran opuestos a la República persa en principio por cuestiones de religión, que con el tiempo derivaron en razones de geopolítica al encontrarse respaldados por el “tío Sam”.
La controversia al respecto es que, mientras es muy común escuchar decir que Estados Unidos es el imperio, que se asentó en el área orquestando conflictos fundamentalmente para acceder a facilidades a la hora de conseguir petróleo ¡La otra campana expone la misma acusación señalando al oponente!
Según sectores allegados a la alianza estadounidense con el Estado israelí, es Irán el país que se encuentra en plena expansión imperialista en su región. Lo acusan de financiar grupos armados en las naciones lindantes que, a cambio, le rinden lealtad en sus ambiciones políticas.
Tal sería el caso de Kataeb Hezbollah, una de las milicias involucradas en el asunto y presente en Irak, que recibió una de las represalias del país americano en 5 de sus posiciones sufriendo 25 bajas. A su vez, como ya habíamos informado en info360, le sugirieron al gobierno iraquí alejar sus Fuerzas Armadas de las bases estadounidenses para no actuar de “escudo humano” del ejército invasor.
Según trascendió, los conflictos más actuales comenzaron de una manera no del todo aclarada: el 27 de diciembre pasado una milicia atacó tropas estadounidenses asesinando a un contratista de esa nacionalidad. A juzgar por la venganza del pentágono, en Washington identificaron como autor a Kataeb Hezbollah, emprendiendo la respuesta mencionada.
A raíz de éstos acontecimientos tuvo lugar la escalada de violencia que involucró agresiones a la embajada norteamericana en Bagdad, el asesinato del General iraní Qassem Soleimani, el ataque a la base militar estadounidense de Balad y la Zona Verde (otra vez la embajada) y las amenazas que trascendieron los últimos días.
El mundo entero espera por la desaceleración de éste conflicto y la toma de actitudes más moderadas. Como ya lo aseguró Vladimir Putin, la dimensión de los armamentos y la capacidad de exterminio de las potencias militares es lo que ha inhibido conflictos en las últimas épocas. Razón que abona aún más la necesidad de un retroceso en las agresiones.
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