Por: Info360.net

El 8 de diciembre se celebra el Día de la Inmaculada Concepción, una fecha central para la tradición católica y para la cultura de gran parte de América Latina. En esta jornada se realizan misas y peregrinaciones, y en países como Argentina se inicia simbólicamente la Navidad con el armado del arbolito y el pesebre.

La Inmaculada Concepción no alude al nacimiento de Jesús, sino a la creencia de que María fue concebida sin pecado original. Durante siglos, este tema generó intensos debates dentro de la Iglesia, con posiciones enfrentadas entre distintas órdenes religiosas y con papas que incluso llegaron a prohibir su predicación.

En España, la devoción a la Inmaculada se consolidó como un símbolo cultural y político, especialmente a partir del impulso de la monarquía borbónica. De allí surgió una iconografía que identificó a la Virgen con los colores celeste y blanco, una estética que se expandió hacia América durante el período colonial.

En el Río de la Plata, esos colores fueron incorporados a la religiosidad popular y formaron parte del paisaje simbólico de la región. Diversos historiadores señalan que esa tradición influyó en la elección de los colores de la bandera argentina, por su fuerte arraigo emocional y cultural en la sociedad de la época.

Aunque el dogma fue proclamado oficialmente en 1854, la devoción llevaba siglos instalada en la vida cotidiana. Hoy, el 8 de diciembre continúa funcionando como un ritual colectivo que combina fe, tradición e identidad cultural.