Por: Info360.net
El Gobierno confirmó que el teniente general Carlos Alberto Presti, actual jefe del Estado Mayor del Ejército, asumirá como ministro de Defensa a partir del 10 de diciembre. La designación marca un hito: será la primera vez desde el retorno democrático que un militar conducirá esa cartera. La decisión se atribuye directamente a la influencia de Karina Milei, quien logró imponer su postura por encima de las propuestas impulsadas por Luis Petri.
En paralelo, en Seguridad se concretó otro movimiento central. Patricia Bullrich consiguió que su segunda, Alejandra Monteoliva, sea nombrada como ministra. Según el comunicado oficial, la funcionaria representa una pieza clave de la “Doctrina Bullrich”, orientada a la lucha contra el narcoterrorismo, el crimen organizado y la recuperación del orden público. Bullrich celebró la designación en redes y agradeció al Presidente por “sostener la única doctrina que ordenó a la Argentina: el que las hace, las paga”.
Respecto de Defensa, el Gobierno destacó la “intachable carrera” de Presti y sostuvo que su llegada expresa el fin de la “demonización” hacia las Fuerzas Armadas. Petri también celebró públicamente la designación, aunque en privado promovía a su jefa de Gabinete, Luciana Carrasco, o al diputado mendocino Gustavo Cairo como posibles reemplazos. Su despedida incluyó un mensaje de apoyo a las reformas que impulsa Milei y al rol estratégico de las Fuerzas Armadas.
Dentro del Ejército, la noticia generó sorpresa. Fuentes militares señalaron que se esperaba que Presti fuera designado jefe del Estado Mayor Conjunto, no ministro. También remarcaron el cambio de jerarquías que se abre: Presti pasará a ser superior político del brigadier Xavier Isaac, lo que podría derivar en renuncias o movimientos internos. “Es un nombramiento inédito y muy ligado a Karina”, evaluó una fuente castrense.
Presti asumirá en medio de una agenda compleja: crisis en la obra social, reclamos por salarios atrasados, falta de equipamiento y un deterioro estructural del sistema de defensa. En el oficialismo esperan que su conducción permita acelerar las reformas proyectadas y estabilizar la relación entre las Fuerzas Armadas y el poder político.