

La problemática comenzó con una pérdida de agua que derivó en una intervención técnica por parte de ABSA. Sin embargo, lejos de resolverse, el problema se agravó: se cerró una llave de paso general y el edificio entero quedó sin suministro. Desde entonces, la falta total del servicio afecta a todos los departamentos, distribuidos en diez pisos.
En el edificio, ubicado en calle 46 entre 8 y 9, residen estudiantes, familias y personas mayores. Muchas de ellas se encuentran en condiciones de vulnerabilidad y necesitan del servicio de agua para cubrir necesidades básicas como higiene personal, alimentación o simplemente poder usar el baño. La situación, que ya lleva varios días, se vuelve insostenible.
Según relatan los vecinos, se realizaron múltiples reclamos tanto telefónicos como presenciales, incluso encuestas de atención al cliente. La única respuesta obtenida hasta ahora es que los casos fueron derivados al área de Operaciones. A pesar de ello, no se brindó ningún tipo de plazo concreto ni indicación sobre cuándo podría resolverse el problema.
Ante esta falta de respuestas, los residentes decidieron organizarse de forma comunitaria. A través de grupos de mensajería, comparten actualizaciones, insisten con nuevos reclamos y se mantienen atentos ante la posible presencia de cuadrillas técnicas en la zona. También se realizaron denuncias ante la oficina municipal de Defensa del Consumidor, con el objetivo de visibilizar la situación y buscar algún tipo de intervención institucional más efectiva.
La incertidumbre genera malestar. No saber cuándo volverá el agua, en pleno invierno y con temperaturas bajas, aumenta la tensión diaria. “No se trata de un lujo, sino de algo esencial. No podemos seguir sin agua para cosas tan básicas”, señalaron desde el edificio.
Este tipo de casos refleja una problemática extendida: la falta de respuesta frente a fallas en servicios esenciales. El agua no es un beneficio, es un derecho. Y cuando ese derecho se vulnera sin explicaciones ni soluciones, lo que queda es la organización vecinal como única herramienta para hacerse escuchar.