domingo 05 de octubre de 2025
- Edición Nº2496

Mundo | 14 may 2025

Ícono uruguayo y latinoamericano

Murió José “Pepe” Mujica: el expresidente que hizo de la humildad una forma de hacer política

El exmandatario uruguayo falleció a los 89 años. Fue guerrillero, preso político, legislador, presidente y símbolo de una izquierda sencilla, sobria y humanista que conquistó admiración en todo el continente.


Por: info30.net

José “Pepe” Mujica murió este 13 de mayo a los 89 años, dejando atrás una vida que se volvió leyenda. Su historia no fue la de un político tradicional: fue floricultor, guerrillero tupamaro, preso en condiciones inhumanas durante casi 15 años y, con la recuperación democrática en Uruguay, se transformó en uno de los presidentes más carismáticos y queridos del continente. Su mandato entre 2010 y 2015 no solo lo consolidó como líder del Frente Amplio, sino como un referente de la coherencia entre palabra y acción: vivía en una chacra, conducía un viejo escarabajo y donaba la mayor parte de su salario.

Nacido en Montevideo en 1935, Mujica creció en una familia trabajadora y enfrentó desde niño la crudeza de la pobreza. A los 20 años ya militaba en política. En los años ‘60 se unió a los Tupamaros, una guerrilla urbana que enfrentó a la dictadura militar. Fue arrestado, torturado y aislado durante más de una década. Aquella experiencia marcaría profundamente su visión del mundo. “Después de la pena de muerte, la soledad es uno de los castigos más duros”, solía decir.

Cuando Uruguay recuperó la democracia, Mujica dejó las armas y se sumó al Frente Amplio, desde donde inició una carrera institucional que lo llevó a ocupar cargos como diputado, senador y ministro. En 2009 ganó la presidencia con un discurso alejado del marketing político. Durante su gobierno promovió leyes de avanzada como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del cannabis. Sin embargo, su popularidad no se debió solo a su programa político, sino a su manera de vivirlo: “No soy pobre, soy sobrio”, decía.

Más allá de las ideologías, Mujica se volvió un símbolo. Intelectuales, presidentes y jóvenes militantes de todas partes del mundo lo escuchaban por su mensaje de paz, solidaridad y dignidad. Hablaba con profundidad y simpleza. Era el que podía sentarse con obreros o con presidentes sin cambiar el tono. En sus discursos, como en su vida, repetía que el triunfo no era ganar, sino levantarse una y otra vez.

A su lado estuvo siempre Lucía Topolansky, compañera de vida y militancia. Juntos compartieron la cárcel, los ideales y los cargos públicos. Mujica se despidió de la vida política en 2020, cuando renunció al Senado. En su último discurso dejó una frase que hoy resuena con fuerza: “La vida es una y se va. Hay que darle sentido. Hay que luchar por la felicidad humana. No solo por la riqueza”.

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