

Por: Info360.net
El chineo , una práctica colonial y racista que implica violaciones grupales contra mujeres y niñas indígenas , sigue vigente en algunas regiones de Argentina . Este acto, arraigado en el racismo , el machismo y las desigualdades de poder desde la época colonial, es perpetrado mayormente por hombres no indígenas en sectores rurales. Las víctimas, mujeres y niñas de comunidades aisladas y marginadas , enfrentan discriminación por género , origen étnico y situación económica .
Irene Cari , activista indígena de Salta y fundadora del Foro de Mujeres por la Igualdad de Oportunidades , lidera junto a movimientos feministas e indígenas una lucha para visibilizar y erradicar esta forma de violencia . Según Cari, el chineo “desgarra la identidad y dignidad ” de las víctimas, quienes se encuentran desprotegidas por un sistema judicial que muchas veces desestima sus denuncias y perpetúa la impunidad .
A pesar de avances como la Ley 26.485 , que reconoce el derecho de las mujeres a vivir sin violencia , el chineo aún no está tipificado como delito en Argentina . Las organizaciones exigen que sea considerado un crimen de odio y se destinan fondos para apoyar a las víctimas y prevenir nuevos casos. En Salta , una provincia con altas tasas de violencia de género , se han registrado 20 feminidios en lo que va del año, mientras que en todo el país las víctimas ascienden a 250.
“La violencia hacia las mujeres indígenas está normalizada y profundamente enraizada en prácticas culturales y sociales ”, señaló Cari. Además, denunció la complicidad institucional que permite que estos crímenes persistan.
Organizaciones como el Foro de Mujeres por la Igualdad de Oportunidades y la red Las Macachas están luchando para transformar las políticas públicas y promover el empoderamiento económico de las mujeres indígenas , mientras trabajan por el reconocimiento del chineo como una forma de violencia sexual sistemática . “El cambio no solo depende de las leyes , sino también de una justicia comprometida y una sociedad que respeta los derechos humanos de las mujeres indígenas ”, concluyó la activista.