

Por: Info360.net
El encuentro de cuartos de final de la Copa Argentina entre Boca Juniors y Gimnasia y Esgrima La Plata, disputado en el estadio Coloso Marcelo Bielsa, se vio empañado por graves incidentes entre las hinchadas. El partido, que Boca ganaba 1-0 gracias a un gol de Aaron Anselmino, fue interrumpido cuando facciones de ambas hinchadas comenzaron a lanzarse butacas, desencadenando el caos en las tribunas.
La situación rápidamente se descontroló cuando la barra de Boca rompió un portón de la popular e intentó avanzar hacia los hinchas de Gimnasia. La policía, desbordada por los hechos, intervino disparando balas de goma, lo que intensificó aún más la violencia.
En medio de este escenario, Juan Román Riquelme, presidente de Boca Juniors, sorprendió al intervenir personalmente para calmar a los hinchas del Xeneize. Junto a miembros del Consejo de Fútbol, como el Chelo Delgado, Cascini y Serna, Riquelme se metió en las tribunas para detener a los barras que intentaban avanzar. A pesar de la tensión, logró frenar una situación que parecía incontrolable y evitó que los incidentes escalaran a una tragedia mayor.
La figura de Riquelme, históricamente distante de la barra, cobró un nuevo peso en este episodio, mostrando su poder de influencia para frenar a quienes no respetaron ni la autoridad policial ni el marco del espectáculo deportivo. A pesar de su intervención, Boca podría enfrentar sanciones debido a los disturbios, lo que supone un retroceso en el anhelo de volver a permitir la presencia de hinchas visitantes en los estadios.
Las imágenes de Riquelme enfrentando a los barras se viralizaron rápidamente en redes sociales, sorprendiendo a muchos. Aunque su intervención fue decisiva para evitar un desenlace trágico, la situación pone nuevamente en discusión la relación entre los clubes, sus dirigentes y los violentos que ponen en riesgo la seguridad en el fútbol argentino.