

La confirmación de un caso mortal de hantavirus de un joven que realizaba tareas rurales en la zona de Etcheverry, generó profundo dolor, y reactualizó la necesidad de que se encuentren en marcha, a lo largo del año y en toda la Región, los mecanismos preventivos existentes, que deben ser fiscalizados por los sistemas sanitarios provincial y municipal.
Lo cierto es que el hantavirus, en definitiva, se ha transformado en un mal endémico en nuestra región; desde 1998 -cuando se detectó el primer caso- hasta ahora ha cobrado más de una quincena de vidas. No hay margen, entonces, para la indiferencia. Distintos organismos del Estado deben comprometerse, tanto en la órbita provincial como municipal, para levantar barreras y disponer medidas de defensa muy enérgicas ante el avance de esta amenaza.
Esto se debe a que el principal roedor reservorio y transmisor es el ratón silvestre conocido como ratón colilargo que, entre otros lugares de la Argentina, habita en territorio bonaerense.
Ante esta situación, desde el Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires explicaron que “la prevención es un trabajo Estatal e individual, que no sólo implica el desmalezamiento de áreas periurbanas sino también evitar el almacenamiento de basura de la que los roedores puedan alimentarse”.
Vale recordar que el hantavirus es una enfermedad viral aguda grave causada por el virus Hanta, que ataca los pulmones del ser humano. El virus se contagia al inhalar el aire contaminado en lugares abiertos o cerrados, donde los roedores infectados eliminan el virus a través de la saliva, las heces y la orina; y al secarse se combinan con el polvo y se transportan por el aire. También puede contagiarse por mordeduras o contacto directo al tocar roedores vivos o muertos transmisores del virus, o las heces y orina de los mismos.
Entre los factores de riesgo para el contagio, se puede citar el vivir, trabajar o haber estado en zonas rurales; ser trabajador agrícola, forestal o de aserradero; como así también, ingresar o limpiar recintos que han permanecidos cerrados, desmalezar, talar árboles o mover leña, estar expuesto o en contacto con roedores silvestres, o estar en espacios silvestres sin desmalezar, y recoger, oler o comer frutos silvestres sin lavar.
Los síntomas de la enfermedad se parecen a un estado gripal: fiebre, dolores musculares, escalofríos, dolores de cabeza, náuseas, vómitos y a veces dolor abdominal o en la parte baja de la columna. Después de algunos días puede haber dificultad respiratoria que puede agravarse produciendo lo que se conoce como síndrome cardiopulmonar por hantavirus. Ante cualquier duda, se debe acudir a un establecimiento de salud.
Medidas de prevención
En hogares:
En zonas rurales:
En caso de acampar: