La disolución del Servicio Argentino de Calibración y Medición (SAC) del INTI, formalizada por el Gobierno en el Boletín Oficial, generó un fuerte rechazo en el sistema científico y productivo. El área, con más de cuatro décadas de funcionamiento, era considerada clave para garantizar estándares de medición en la industria y posicionó a la Argentina entre los referentes de Latinoamérica en metrología.
Mientras el Ejecutivo presentó la medida como parte de una “modernización administrativa”, especialistas advirtieron que el cierre implica un retroceso técnico significativo. El expresidente del INTI, Enrique Martínez, sostuvo que la decisión “borra al Estado” de una prestación única en la región y que trasladar las funciones al Organismo Argentino de Acreditación y a laboratorios privados debilita el sistema y encarece los procesos para las empresas.
Este miércoles, en paralelo a las críticas, trabajadores del organismo cortaron un carril de la avenida General Paz, frente a la sede del INTI en San Martín. Allí se produjeron incidentes con efectivos de la Policía Federal, que avanzaron para impedir que la protesta se extendiera. La manifestación incluyó quema de neumáticos y contó con el acompañamiento de agrupaciones sociales y gremiales.
El secretario general de ATE, Rodolfo Aguiar, participó de la protesta y cuestionó duramente las políticas del Gobierno. Reclamó aumentos salariales, la reapertura urgente de paritarias y el rechazo a lo que consideran una “reforma laboral regresiva”. También advirtió que podrían realizarse nuevas medidas sorpresivas en los próximos días en distintos puntos del país.
El conflicto se da en un contexto de recortes del 10% en organismos descentralizados, que abarcan áreas como Conicet, Indec, Enacom, INTA y otros entes estatales. Para los trabajadores del INTI, la disolución del SAC no solo afecta sus condiciones laborales, sino que deja a la industria sin un respaldo técnico que llevó décadas consolidar.