Kiev volvió a ser blanco de una ofensiva rusa que alcanzó zonas residenciales y puntos estratégicos de la red energética, según confirmaron autoridades locales. Los ataques, registrados entre el lunes y el martes, dejaron varios edificios dañados y al menos cuatro personas heridas, mientras continuaban los esfuerzos diplomáticos para destrabar un acuerdo de paz.
En el distrito de Pechersk y en la zona de Dniprovskyi, los misiles provocaron incendios y destrozos importantes. Imágenes difundidas en redes sociales mostraron un edificio de nueve pisos envuelto en llamas, con equipos de emergencia trabajando para rescatar vecinos y sofocar el fuego. El alcalde Vitalii Kitschko informó que los servicios municipales operaron durante horas para contener los daños.
El Ministerio de Energía de Ucrania confirmó que infraestructura crítica resultó afectada, aunque evitó detallar el alcance del impacto. La capital permaneció bajo alerta aérea durante gran parte de la jornada, mientras se evaluaban cortes y posibles interrupciones del suministro.
El ataque se produjo tras la reunión celebrada en Ginebra entre enviados de Estados Unidos y Ucrania, donde se discutió un nuevo borrador de un plan de paz. Representantes ucranianos calificaron el encuentro como “constructivo”, aunque desde el Kremlin aseguraron no haber recibido aún una versión actualizada del documento. La tensión diplomática continúa en aumento luego de que Moscú desestimara propuestas presentadas por países europeos.
Horas antes de los bombardeos, el presidente Volodímir Zelenski había advertido sobre la creciente presión militar rusa. En un mensaje difundido en la red social X, pidió a la población mantener la atención ante las alertas aéreas y subrayó que “Rusia no reducirá su ofensiva”. La escalada reciente volvió a poner en duda los avances hacia una salida negociada al conflicto.