El presidente de la Nación, Javier Milei, anunciará este lunes, en cadena nacional, el proyecto de Presupuesto 2026 que ingresará al Congreso buscando consolidar su modelo de ajuste fiscal y austeridad en el gasto.
Luego de prorrogar durante dos años consecutivos el Presupuesto 2023 debido a la imposibilidad de aprobar la hoja de ruta económica en el Congreso, la oposición ya avisó a Casa Rosada que no aceptará una nueva prórroga: exigen sanción antes de que finalice el periodo ordinario de sesiones.
La extensión de la Ley previa le permite al Gobierno el manejo discrecional de los fondos, que a lo largo de la primera mitad del mandato fueron sistemáticamente negados a las provincias, salvo en ocasiones donde empleó partidas presupuestarias para negociar votos en el Congreso con los gobernadores.
Desde distintas provincias y bloques políticos advierten que esta vez van en serio. Gobernadores como Alfredo Cornejo (Mendoza), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Leandro Zdero (Chaco) ya están en diálogo directo con la Casa Rosada, dejando claro que apoyan el déficit cero, pero reclaman un presupuesto sensible en lo social, que no castigue nuevamente a los más vulnerables.
El oficialismo, por su parte, promete abrir el debate apenas ingrese la iniciativa, con la idea de reconstruir puentes con gobernadores molestos o temerosos por el recorte de ATN y coparticipación. Pero advierte que el “equilibrio fiscal” es la línea roja: no permitirá que se modifique aquello que consideran vital para asegurar la sostenibilidad macroeconómica.
Una de las patas de tensión será José Luis Espert, presidente de la Comisión de Presupuesto de Diputados, a quien la oposición le solicitará convocar funcionarios del área económica y fijar fechas firmes para dictamen. Ese trámite, sostienen los gobernadores, debe quedar resuelto con urgencia para evitar que el ejecutivo arrastre el presupuesto sin ley, como ya ocurrió.
El gobernador de Jujuy, Carlos Sadir, sintetizó el dilema que une a opositores de todos los signos: “Estamos muy de acuerdo con el equilibrio fiscal, pero creemos que se puede gobernar con déficit cero con un sentido social. La gente lo necesita”.
También sumó una advertencia al oficialismo: “La motosierra ya no alcanza, hoy hace falta un bisturí, para ir efectivamente a los lugares donde hay que terminar con la corrupción y la ineficiencia, sin golpear a los más vulnerables”.
Este momento no es solo un desafío técnico, es una pulseada política. Después de la derrota electoral en Buenos Aires, de tropiezos legislativos y vetos rechazados, el Gobierno necesita que el Presupuesto se sancione, no como una formalidad, sino como una señal de gobernabilidad. Si no, lo que está en juego perderá no solo recursos, sino legitimidad.