POLICIALES | 12 AGO 2025
MELCHOR ROMERO
Vecinos redujeron y ataron a un hombre que había hurtado un autoservicio
Un hombre fue esposado a un poste por vecinos tras intentar robar mercadería esencial en un autoservicio platense. La tensión por la inseguridad vuelve a trazar un límite entre la justicia popular y el Estado.
Episodios de tensión se dieron este lunes en Melchor Romero, donde vecinos y comerciantes redujeron y ataron a un poste en la vereda a un joven que intentó robar en un autoservicio de la zona.
El incidente ocurrió en el autoservicio Belén, ubicado en la Avenida 143 entre 527 y 528. Al ingresar, el sospechoso -identificado luego como Matías José Méndez, de 35 años, oriundo de Los Hornos- intentó hacerse de dos botellas de fernet, dos frascos de shampoo y dos cremas de enjuague sin pagar.
En ese contexto, fue descubierto por personal del local y sorprendido por los vecinos que reaccionaron con fuerza y rapidez.
Durante el forcejeo, el hombre fue inmovilizado, golpeado y atado a un poste de la vereda. En ese momento, visiblemente alterado, imploraba por su liberación. Minutos después llegó la Policía Bonaerense, que arrestó al joven y secuestró la moto con la que había escapado.
El registro visual del robo aportó evidencia clave: las imágenes muestran al acusado dentro del comercio manipulando productos, lo que complica su situación legal en un proceso que se mueve con urgencia hacia la Justicia platense.
La causa fue caratulada como hurto en grado de tentativa y quedó a cargo de la Fiscalía N° 17 de La Plata, que encabeza María Eugenia Di Lorenzo, quien dispuso que el implicado sea trasladado este martes a sede judicial para su indagatoria.
El episodio refleja una tensión creciente en las periferias, donde los vecinos comienzan a asumir roles activos para salvaguardar la seguridad de las comunidades, ante lo que denuncian como una escasa presencia policial. Los casos de detención y retenciones de presuntos delincuentes se vienen repitiendo en los últimos tiempos en diferentes regiones de la ciudad.
El malestar social crece en paralelo a los episodios de violencia: entraderas brutales, golpes, robos con armas y amenazas. Las autoridades institucionales se encuentran ante el doble desafío de contener el crimen, y a la vez evitar la creciente intervención de civiles en donde el Estado se ausenta.
