Javier Milei volvió a apuntar con dureza contra el Grupo Clarín, esta vez por la publicación de una nota que lo vinculaba directamente con la caída del proyecto Ficha Limpia en el Senado. La reacción presidencial incluyó una denuncia penal contra periodistas, una catarata de retuits desde cuentas oficiales y declaraciones de todo su gabinete en tono de guerra.
“Se creen que son los dueños del país”, lanzó Milei, reciclando el clásico “Clarín miente” que Cristina Kirchner popularizó en la última década. La paradoja: ahora, desde otro extremo ideológico, el libertario adopta una narrativa similar, posicionando a los grandes medios como parte de la “casta” que busca frenar sus reformas.
En el centro del escándalo, la supuesta confesión del misionero Carlos Rovira sobre un pedido de Milei para voltear el proyecto. La respuesta fue furiosa: insultos velados a periodistas, acusaciones de “carpetazos” y una ofensiva comunicacional encabezada por voceros y ministros que negaron vínculos con Rovira, aunque una foto reciente con Francos lo desmiente.
Pero el conflicto va más allá de Clarín. El Presidente también acusó al PRO de operar en su contra y de encubrir a Cristina Kirchner, a quien responsabiliza de haber frenado Ficha Limpia durante años. Así, Milei construye una narrativa que lo enfrenta al macrismo, al kirchnerismo y a los medios, a los que ahora ubica en un mismo frente “anti-libertario”.
El discurso de cierre en el Latam Economic Forum sintetizó su estrategia: polarizar, victimizarse y redoblar la apuesta. En su relato, todos mienten menos él. Pero la jugada no es nueva: décadas atrás, Cristina también gritaba que Clarín mentía. Hoy, Milei toma ese mismo eslogan, aunque con otros códigos y enemigos.