Cada 13 de enero se celebra el Día Mundial contra la Depresión, una jornada destinada a visibilizar un trastorno psicológico que afecta a 280 millones de personas en el mundo, según la OMS. La depresión, que no debe confundirse con un simple estado de tristeza, altera profundamente el pensamiento, las emociones y el comportamiento de quienes la padecen, requiriendo tratamiento especializado y apoyo.
La psicóloga Sandra Germani, del Hospital de Clínicas, subraya que la pandemia agravó la incidencia de trastornos emocionales debido al estilo de vida acelerado y la falta de tiempo para actividades personales. Germani asegura que “la depresión tiene tratamiento, tanto farmacológico como no farmacológico, y es fundamental romper con el estigma para buscar ayuda”.
En niños, niñas y adolescentes, identificar la depresión puede ser más complicado debido a síntomas que se presentan como irritabilidad o cambios de conducta. Por eso, Save the Children resalta el rol esencial de las familias y las escuelas en la prevención, proponiendo entornos seguros y formación para el personal docente.
La especialista insiste en que hay señales de alerta a las que prestar atención: pérdida de interés en actividades cotidianas, repliegue social, dificultad para concentrarse y sensación de agotamiento extremo. Germani destaca la importancia de “dormir bien, moverse, alimentarse adecuadamente y mantener vínculos sociales” como medidas preventivas.
En esta fecha, organizaciones y expertos llaman a reflexionar sobre la importancia de la salud mental, recordando que el cuidado emocional es parte esencial de nuestra calidad de vida y que pedir ayuda siempre es una opción válida y necesaria.