Diciembre trae consigo un torbellino de actividades que pueden desbordar a cualquiera: reuniones laborales, eventos familiares y la presión de cerrar proyectos. Esta carga no solo agota físicamente, sino que también afecta la salud mental, generando estrés, insomnio e irritabilidad.
Para evitar el agotamiento, expertos recomiendan establecer límites claros y realistas en los compromisos. Reservar tiempo para uno mismo es esencial, tanto para relajarse como para priorizar tareas. Además, mantener rutinas básicas como una alimentación adecuada, ejercicio y horas de sueño suficientes resulta crucial para enfrentar las demandas del cierre del año.
La planificación también juega un rol central. Organizar las semanas restantes, dividir tareas en pasos pequeños y ser amables con nuestras propias expectativas ayuda a reducir la ansiedad. Otro punto clave es aprender a desconectar sin culpa, permitiéndonos pausas para disfrutar y recargar energías.
Aceptar que no todo será perfecto y practicar la gratitud por lo logrado son pasos fundamentales para terminar el año en paz. Y, si el agotamiento persiste, buscar apoyo profesional puede marcar la diferencia.
Cuidar la salud mental en este período no es un lujo, sino una necesidad para comenzar el próximo año con el pie derecho.