Mientras miles de personas marchaban en la tradicional "marcha de antorchas" en La Plata, un grupo de estudiantes de la Facultad de Artes de la UNLP denunció que fueron encerrados en el edificio, impidiéndoles salir y participar en la manifestación. Esta situación se produjo en un contexto donde la facultad había aprobado la toma activa en asamblea, y un grupo reducido de alumnos decidió permanecer en el lugar para mantener la medida.
Los estudiantes involucrados apuntaron sus críticas hacia el personal nodocente y el decano de la Facultad, acusándolos de encender la alarma del edificio para provocar la llegada de la policía y desalojar a quienes sostenían la toma. En medio de la tensión, una estudiante declaró que el personal había amenazado a sus compañeros y se había retirado del lugar, dejando a varios estudiantes encerrados dentro del edificio, lo que aumentó la angustia y preocupación entre los manifestantes.
El conflicto se resolvió poco después de las 20 horas, cuando las autoridades de la facultad llegaron para abrir las puertas y permitir la salida de los estudiantes. Este episodio ha generado un fuerte debate sobre la autonomía estudiantil y la actuación de las autoridades en situaciones de protesta dentro de la universidad.